Para escuchar:
Al caer la Noche
Esta mañana, bien de madrugada, he quedado para ir a pescar.
Eran las 04:00 h de la madrugada, cuando este que escribe se ha levantado sin necesidad de alarma alguna para enfrentarnos a una madrugada de dura pesca.
La noche oscura y estrellada cuando llegamos al punto de pesca. A eso de las 5:30 h nos empezamos a preparar para las cañas. No hace frío, no se ve nada, solo las estrellas y algunas ráfagas del faro de Cádiz. Suenan las olas delante y las estrellas fugaces se pueden observar en el horizonte.
No empieza mal la velada, y a los 5 minutos nos hacemos con la primera presa, y la única, pues fue lo único que pillamos en toda la jornada de pesca.
Risas, algas y pérdida de plomo es lo que hemos sacado de la aventura, eso y más experiencia, pues ya sabemos que cuando la marea está bajando no hay que ir.
La carnada que hemos adquirido, eran gusanas coreanas y americanas. Estas últimas muy sucias, pues cada vez que ensartábamos una nos soltaban un chorro de sangre encima.
Vimos el amanecer, que nos sorprendió de espaldas, el mar se empezó a enfurecer cuando el sol lo empezó a calentar, o esas fueron las sensaciones que notábamos.
En fin, una madrugada muy amena y haciendo planes para la próxima semana.
La única foto de la pieza.
Eran las 04:00 h de la madrugada, cuando este que escribe se ha levantado sin necesidad de alarma alguna para enfrentarnos a una madrugada de dura pesca.
La noche oscura y estrellada cuando llegamos al punto de pesca. A eso de las 5:30 h nos empezamos a preparar para las cañas. No hace frío, no se ve nada, solo las estrellas y algunas ráfagas del faro de Cádiz. Suenan las olas delante y las estrellas fugaces se pueden observar en el horizonte.
No empieza mal la velada, y a los 5 minutos nos hacemos con la primera presa, y la única, pues fue lo único que pillamos en toda la jornada de pesca.
Risas, algas y pérdida de plomo es lo que hemos sacado de la aventura, eso y más experiencia, pues ya sabemos que cuando la marea está bajando no hay que ir.
La carnada que hemos adquirido, eran gusanas coreanas y americanas. Estas últimas muy sucias, pues cada vez que ensartábamos una nos soltaban un chorro de sangre encima.
Vimos el amanecer, que nos sorprendió de espaldas, el mar se empezó a enfurecer cuando el sol lo empezó a calentar, o esas fueron las sensaciones que notábamos.
En fin, una madrugada muy amena y haciendo planes para la próxima semana.
La única foto de la pieza.
Única presa en toda la noche.
La playa por la mañana.
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