Para escuchar:
Speed of sound
Han pasado mas de 15 años desde la 1ª y ultima vez que subí, y como no, hoy era el día de volver.
Los primeros pasos han sido fáciles. Una vez empieza la autentica subida, la respiración se hacía mas pausada y nerviosa. Existe un buen desnivel, que nos hace respirar más rápido. En estos momentos, es cuando me doy cuenta, que la bicicleta me ayuda más de lo que uno puede llegar a pensar.
Las vistas son espectaculares, la paz y el sonido del río, deja paso a la dilatación de las pupilas, las cuales no dan abasto de la inmensa pradera y montañas que nos acogen.
Cada paso que damos, es un paso más cerca de la cima, y un regalo a los cinco sentidos. Los olores de los olivos y la pradera tan verde, las vistas que podemos contemplar, el tacto de las piedras y árboles que llevan siglos en el mismo lugar, el sonido del viento, los pájaros, y como no, el buen sabor de boca que deja el poder culminar el ascenso.
Intentamos una subida muy pronunciada, la cual desistimos por lo peligrosa que era. Buscamos otra, pero todas igual o peor, así que decidimos almorzar, contemplando el paisaje. A nuestros pies, una loma verde radiante, a nuestras espaldas un peñón con una fortaleza del siglo XIII, en frente, la majestuosa sierra de Grazalema. ¿Que mas se puede pedir? Creo que las fotos hablan por si solas.
Tras el almuerzo, intentamos de nuevo subir por donde desistimos la primera vez, pero en esta ocasión nos armamos de valor y subimos, encontrando el camino que accede a la fortaleza nazarí, la cual jugó un papel relevante en la defensa de una extensa zona de dominio musulmán comprendida entre Benaocaz y Arcos. En el transcurso de la guerra entre cristianos y musulmanes este enclave pasó sucesivamente a manos de uno y otro bando durante el siglo XV. Fue en el año 1485 cuando definitivamente cayó en poder del marqués de Cádiz, pasando así al área de influencia de los Reyes Católicos en su empresa de conquista de la zona de dominio nazarí.
Nos encontramos a 540 metros de altitud sobre el nivel del mar, en un lugar de gran valor estratégico en la época en que tuvo su función defensiva, los años finales de la Edad Media. Levantado en una elevación del valle del río Tavizna (cerca de la carretera entre El Bosque y Ubrique).
Una vez visitado, nos damos la vuelta y empieza la baja, peligrosilla, pero con cuidado y asegurando bien el pie, se baja.
El regreso se hace rápido, pero nos paramos a contemplar una especie de embalse pequeño que lleva el río Tavizna.
La vuelta en coche, por el Puerto de las Palomas.
Un spot publicitario de un Subaru nos retrasa la vuelta unos 10 minutos. Pude sacar unas fotos al nuevo vehiculo. Le reviento el spot a los japos, que es donde va dirigido el coche, según el guardia civil que nos para.
Como no, hoy también he fotografiado setas, amarillas, blancas, rojas, negras…
Donde será la próxima??
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